Gavin Newsom, actual gobernador del estado más poderoso económicamente, termina su mandato dentro de dos años. Una encuesta señala que la mitad de los votantes vería con buenos ojos que la actual vicepresidenta se presentara para sustituirle.
Desde su discurso de la mañana siguiente tras su dura derrota electoral, poco se ha sabido de la todavía vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, con su futuro aún envuelto en una incógnita. Según publica Politico, Harris ha expresado en privado a sus asesores que baraja dos opciones para su futuro político: volver a la contienda presidencial en las elecciones de 2028 o aspirar al cargo de gobernadora de California dentro de dos años.
En conversaciones con su círculo cercano, Harris insistió en que «sigue en la lucha», de acuerdo a Politico, que cita a cinco personas cercanas a la vicepresidenta. Según esas fuentes, que recoge Efe, Harris planea debatir su futuro con su familia en las vacaciones de invierno.
Una reciente encuesta de la Universidad de Berkeley y de los Angeles Times la situaba en lo más de la lista de aspirantes al puesto de gobernador de California, que dejará vacante Gavin Newsom en 2026. Casi la mitad de los votantes vería con buenos ojos que se presentara. Un puesto como gobernadora del estado más poblado -y más poderoso económicamente- del país no sería poco premio de consolación teniendo en cuenta que representa, hoy en día, el gran bastión progresista de resistencia ante la ola de trumpismo que se avecina.
California no solo es su Estado de nacimiento (Oakland, 1964), sino que es la tierra que la vio crecer y triunfar profesionalmente. En San Francisco se convirtió en fiscal del distrito primero y en fiscal general de California y senadora después, una carrera que podría rematar como gobernadora para resarcirse de su debacle electoral el pasado 8 de noviembre.
En una región donde los demócratas registrados para votar siguen siendo el doble que los republicanos, una amplia mayoría (72%) de los progresistas vería bien que Harris se presentara, pese a su derrota frente a Trump. «Casi todos los votantes de este estado tienen una opinión sobre ella, y esa es realmente la gran ventaja que aporta a una encuesta anticipada», señaló Mark DiCamillo, director de la encuesta IGS de Berkeley. «Ninguno de los otros candidatos es tan conocido».
Menos apoyo
El apoyo, eso sí, ha menguado desde antes del 8 de noviembre y podría hacerlo aún más. El 46% de los votantes estaría dispuesto a votar por ella como recambio de Newsom, una cifra significativamente más baja que el 59% que votó por ella en California como presidenta el 5-N. En ese sentido, Harris no ha hecho más que mantener la tradición de los demócratas, que se han adjudicado el Estado en las presidenciales de forma consecutiva desde 1992. El actual presidente, Joe Biden, se lo apuntó con más de 30 puntos de ventaja sobre Trump, un porcentaje similar al de Hillary Clinton y Barack Obama en anteriores comicios.
Harris ya intentó el asalto a Sacramento hace unos años, abriendo una cuenta de campaña para recaudar fondos, aunque la clausuró en 2018. De momento, públicamente no ha dado pistas sobre por dónde pueden ir los tiros. Eleni Kounalakis, vicegobernadora de California cree que la respuesta llegará en los próximos meses. «En este momento estoy segura de que simplemente está tratando de procesar la situación», señaló a The New York Times.
Kounalakis es una de sus mayores aliadas y, curiosamente, una de las candidatas a las que se tendría que enfrentar si finalmente se decanta por entrar en esa carrera electoral. La otra presunta rival a batir sería Katie Porter, la congresista que logró apuntarse un distrito tradicionalmente conservador en Orange County en 2018, derrotando a la republicana Mimi Walters. Porter, que dejará su silla en la Cámara de Representantes en enero, cuenta con el 13% de aprobación entre los votantes, según la encuesta del Times.
Entre las otras opciones de Harris, además de volver a optar a la Casa Blanca, está optar por un puesto en el Senado, donde ya pasó cuatro años, o pasar al sector privado. En los últimos días de su mandato, tendrá que presidir la sesión del Congreso que certificará el 6 de enero la victoria de Trump y asistir a la investidura del nuevo presidente el 20 de enero. «Habrá un deseo de escuchar su voz y ese vacío no se mantendrá mucho tiempo», declaró a Politico una persona cercana a Harris. La idea de un libro también ha sonado, compartiendo sus vivencias durante sus años como primera vicepresidenta del Gobierno y segunda mujer candidata a la Casa Blanca. Editoriales interesadas no le iban a faltar.