Padres que venden en el tren con niños se defienden: No tienen con quien dejarlos

Un sondeo realizado por La Coalición de Inmigración de Nueva York (NYIC) reveló que aunque muchos neoyorquinos y las propias autoridades critican que haya adultos con menores vendiendo en el metro, una de las grandes razones es que carecen de servicios de cuidado infantil por lo que exigen que se financien programas de ayuda.

Ver a mujeres con bebés colgados a sus espaldas e incluso a menores solos ofreciendo dulces y chocolates en el sistema de trenes, en calles y parques de la Gran Manzana, se ha vuelto habitual principalmente desde el año pasado, tras el arribo de una ola de migrantes a Nueva York.

Y aunque son muchos los neoyorquinos que critican que haya pequeños en medio del comercio informal, y otros, hasta piden que haya medidas severas para evitar que niños estén expuestos en ventas de productos, defensores de inmigrantes están haciendo un llamado a las autoridades municipales para que no se criminalice a estos vendedores, mayormente mujeres y menores ecuatorianos, y advirtieron que detrás de esa práctica hay una inmensa necesidad que los empuja: la amplísima mayoría no tiene acceso a servicios de cuidado infantil gratuitos o a bajo costo y no tienen techo permanente.

Así lo reveló una encuesta presentada por la Coalición de Inmigración de Nueva York (NYIC) y realizada por la organización Algún Día, que denunció que los vendedores de dulces en los trenes y parques carecen de recursos y opciones suficientes que les permitan dejar a sus hijos bajo el cuidado de adultos y poder salir solos a la calle a ganarse la vida.

De un total de 75 migrantes recién llegados que comercializa artículos junto a sus niños, el 42% señaló que uno de los mayores obstáculos para ellos es que no tienen con quien dejar a sus hijos, por lo que no pueden aceptar trabajos y la totalidad desconoce que existen programas de cuidado infantil como Promise NYC, centros de cuidado o programas de prekínder para niños de 3 años. El 34% son mujeres menores de 25 años y el 75% son ecuatorianas.

Asimismo, el 64% de los encuestados asegura vivir fuera del sistema de albergues, sin un techo permanente, y el 88% afirmó que empezó a vender por necesidad, y el 60% indica temor a incurrir en multas y interacción con la policía durante sus jornadas de venta, pero incluso así revelan no tener más alternativa que correr el riesgo.

“A mí me han dicho de todo en los trenes cuando me ven vendiendo con mi hijito, pero qué más puedo hacer si aquí todo es muy caro y no tenemos familia que nos cuide a los niños. No lo voy a dejar solito por ahí encerrado”, comenta una vendedora del metro, originaria de Cuenca, Ecuador, quien prefirió guardar su nombre, y quien pidió a las autoridades que no las persigan por su comercio y mejor les ofrezcan ayuda. “Mucha gente aquí, principalmente los latinos, nos critican mucho. Me han dicho mala madre, me han amenazado con echarme a la policía, como si fuéramos monstruos o delincuentes. Parece que se les olvidó que a todos al principio les debió tocar duro. Prefiero vender con mi hijito y arriesgarme y no andar robando o andar de mantenida, pero sí nos ayudaría una ayudita como guarderías y trabajitos más estables”.

El reporte de la NYIC mencionó además que el 83% de los vendedores informales recién llegados que trabajan con sus hijos tienen aspiraciones de tener mejores empleos, pero recalcan que no han podido hacerlo realidad debido a limitaciones en el cuidado de los niños. Incluso beneficiarios actuales de programas de apoyo como Promise NYC temen que si el presupuesto municipal no destina $25 millones en financiamiento, se queden sin esos servicios, lo que hace que el panorama para recién llegados con niños luzca más sombrío.

Los datos obtenidos hicieron que la Coalición de Inmigración de Nueva York (NYIC) y líderes de la Gran Manzana levantaran sus voces para pedir a la administración municipal que en vez de señalar a los padres que venden con sus hijos, se desplieguen programas que los ayuden y puedan tener mejores oportunidades.

Entre las recomendaciones presentadas, piden que se invierta y establezca una base de $25 millones en Promise NYC para proporcionar vales de cuidado infantil para niños que no son elegibles para otras formas de vales de cuidado infantil, al igual que se restauren $4 millones en la Iniciativa de Comunicación y Divulgación de Familias Inmigrantes para ayudar a las familias inmigrantes con diferentes niveles de alfabetización y acceso a medios digitales a obtener información relacionada con las escuelas en sus propios idiomas, y los ayuden a inscribir a los niños y conectarse a los servicios.

Asimismo, exigen que se priorice el acceso a los programas Summer Rising y After School para brindar cuidado a los niños durante el verano y después de que termine el día escolar para que los padres puedan acceder a un trabajo de tiempo completo. También que se apruebe la Introducción 47 para despenalizar la venta ambulante para eliminar todas las sanciones penales por delitos menores para los vendedores generales y vendedores ambulantes de comida.

Tras conocer los datos del sondeo, el Contralor Brad Lander hizo un llamado a que no se ignoren y que se utilicen para encontrar opciones que puedan garantizar que los niños estén en las escuelas en vez de andar en medio de labores de comercio informal con sus padres, al tiempo que pueda ayudar a los adultos a conseguir trabajos de tiempo completo, techos seguros y no ser criminalizados.

“Estos hallazgos iluminan la realidad de las barreras sistémicas y el abandono que enfrentan las familias inmigrantes en la ciudad de Nueva York, lo que obliga a padres e hijos a vivir en entornos laborales inseguros, situaciones de vivienda inestables y vulnerabilidades legales. Invertir en programas como Promise NYC que alivian la carga financiera del cuidado infantil, además de brindar soluciones de vivienda estable y despenalizar la venta ambulante, ayudará a crear un ambiente seguro y de apoyo para que los neoyorquinos más nuevos accedan a los recursos que necesitan para tener éxito”, dijo el funcionario.

Liza Schwartzwald, directora de Justicia Económica y Empoderamiento Familiar, de la Coalición de Inmigración de Nueva York, destacó que cuando las familias tienen acceso a guarderías, los padres pueden ir a trabajar mientras sus hijos tienen un lugar seguro a donde ir, seguridad con la que no cuentan actualmente vendedores de los trenes.

“Al no tener a dónde acudir para acceder a cuidados asequibles para sus hijos, las familias se ven obligadas a tomar decisiones difíciles para garantizar que puedan seguir trabajando y al mismo tiempo mantener a sus familias seguras. Es imperativo que el alcalde y el Concejo Municipal financien Promise NYC con $25 millones en el próximo presupuesto de la Ciudad, para garantizar que nuestros nuevos vecinos tengan las herramientas necesarias para realmente prosperar y construir los próximos capítulos de sus vidas aquí”, mencionó la defensora.

Monica Sibri, cofundadora de Algún Día, mencionó que si hay padres que sabiendo el riesgo que corren al comerciar sus dulces en trenes, con el temor de ser penalizados e incluso ser separados de sus hijos y lo siguen haciendo, muestra el nivel de necesidad que padecen.

“Imagínense el coraje que se requiere, a una edad tan tierna, para navegar en un mundo subterráneo, no solo de trenes sino de complejos desafíos sociales y legales. Los niños y sus padres no sólo cargan con dulces, sino también con el gran peso de la incertidumbre: miedo a tomar la decisión equivocada, miedo al desplazamiento y la aterradora posibilidad de separarse de sus familias”, dijo. “Nuestro equipo recorrió el metro, escuchó historias sentidas y enfrentó la cruda realidad de las necesidades no satisfechas y los potenciales no aprovechados. Lo que encontramos no fue solo un llamado de ayuda, sino un deseo profundamente arraigado entre estos niños y sus familias de pertenecer, contribuir y tener éxito”.

Desde el Concejo Municipal también han surgido las voces de apoyo a los trabajadores del metro.

“El acceso al cuidado infantil es fundamental para el desarrollo de nuestros niños y para apoyar a las familias en la búsqueda de oportunidades en nuestra ciudad que les ayuden a contribuir a nuestra economía”, dijo la presidenta del órgano legislativo de la Gran Manzana, Adrienne Adams. “Promise NYC ha demostrado ser una inversión eficaz para las familias que necesitan cuidado infantil, pero carecen de acceso a otros programas debido a su estatus migratorio. Este nuevo informe solo subraya aún más la necesidad de que la Ciudad amplíe los fondos para este programa crítico, y el Concejo seguirá luchando para garantizar que eso ocurra en el presupuesto final de la ciudad”.

La concejal Jennifer Gutiérrez, del Distrito 34 de Brooklyn, manifestó que las luces que arroja el sondeo muestran la necesidad urgente de que la Ciudad financie más programas de cuidado infantil gratuito para inmigrantes recién llegados o indocumentados.

“Los neoyorquinos se han acostumbrado a ver a personas y a sus hijos vendiendo productos en las calles y en el metro, pero existe una opción mejor y más segura para estos niños. Promise NYC es una solución comprobada que aborda la necesidad urgente de cuidado infantil para niños indocumentados y ayuda a los padres a buscar mejores oportunidades de empleo”, dijo la política latina. “El programa Promise NYC se encuentra actualmente a plena capacidad y la demanda continúa creciendo, por lo que asegurar fondos adicionales para expandir Promise NYC es esencial para apoyar integralmente a nuestros neoyorquinos más nuevos”.

La concejal Shahana Hanif criticó al alcalde Eric Adams por no apoyar una solución que ayudaría a resolver la problemática de niños vendiendo en trenes y calles con sus padres y pidió acciones y menos retórica.

“Es atroz que el alcalde Adams haya propuesto eliminar por completo el programa Promise NYC en su Presupuesto Ejecutivo, especialmente dado el notable aumento de niños que venden con sus familias. Desde su lanzamiento en enero de 2023, Promise NYC ha sido un salvavidas, brindando cuidado infantil a familias inmigrantes que anteriormente estaban excluidas de la elegibilidad (más de 600)”, dijo la política. “Sin embargo, si bien muchas familias vendedoras están ansiosas por encontrar cuidado infantil, muchas no conocen el programa o no pueden conseguir un lugar en el programa”.

A pesar del apoyo manifestado desde diferentes sectores hacia los padres que venden dulces con sus hijos, usuarios del metro como Gloria Martínez no ocultan su molestia y aseguran que muchos estarían usando “la lástima” para poder ganar dinero.

“A mí no me van a venir a engañar diciendo que ellas se suben a vender con los niños porque no tienen opciones, ellas saben que con un niño dan más lástima y he visto como muchas blanquitas les dan $10 y $20 dólares. La ley debe ser para todos. Ellas deberían estar fuera de los trenes vendiendo porque están poniendo en riesgo a los niños, esto ya parece un país de América Latina con tanta mendicidad, porque eso es lo que es, mendicidad pura”, dijo la panameña. “Como a muchas señoras mexicanas que venden en la calle solitas si las persiguen y hasta les quitan las cosas y a estas que andan con sus niños con sus frasecitas de cómpreme, no les hacen nada y cuando les reclamas ahí si se ponen bien groseras y hasta te dicen malas palabras y amenazan. No podemos dejarnos engañar con esa lastimería. Orden se necesita”.

La administración Adams por su parte afirma que ha intensificado sus esfuerzos para garantizar que los niños de migrantes recién llegados que venden en el metro, parques y calles vayan a las escuelas, con campañas informativas, al tiempo que afirman haber reducido el costo de los programas de cuidado infantil pasando de $55 dólares a $5 dólares semanales.

“Nuestra administración está trabajando incansablemente para reducir costos y hacer que el cuidado infantil sea más accesible para todos los neoyorquinos, independientemente de cuánto tiempo hayan estado en nuestra ciudad”, dijo una vocera de la Ciudad.

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