A pesar del avance del dinero digital, los japoneses parecen continuar con la costumbre de usar efectivo. El Gobierno, en medio de la crisis del yen, lanzó nuevos billetes con el fin de reactivar la economía y combatir las falsificaciones.
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Mientras el gobierno japonés evalúa cómo defender su moneda de la fuerte depreciación que tuvo frente al dólar – y que la llevó a mínimos de mediados de los años 80-, por lo pronto decidió lanzar una serie de nuevos billetes, la primera desde 2004, con el fin de reactivar la economía.
«Aunque la transición hacia una sociedad sin dinero en efectivo está avanzando, el efectivo sigue siendo un método de pago fiable que cualquiera puede utilizar en cualquier lugar y en cualquier momento con confianza y seguirá desempeñando un papel importante», dijo el gobernador del Banco de Japón (BoJ), Kazuo Ueda, en una ceremonia.
De modo que Japón, que mantiene una fuerte afinidad por el efectivo y donde los pagos sin efectivo siguen siendo menores que en otros países asiáticos importantes, verá desde este mes que empiezan a circular nuevos billetes de 1.000, 5.000 y 10.000 yenes (equivalentes a unos 6, 31 y 62 dólares respectivamente), en el primer rediseño en dos décadas, integrando avanzada tecnología como hologramas 3D para mejorar la seguridad y facilitar el uso.
Ueda anunció que ya se ha distribuido esta nueva serie de billetes por un valor total de unos 1,6 billones de yenes (u$s10.000 millones) y señaló que esperaba que la nueva serie de billetes del BoJ se distribuya ampliamente entre la población para apoyar la infraestructura económica de Japón.
Por su parte, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, recalcó este punto y puso en valor la mejora en la seguridad de los nuevos billetes de yen diciendo que esperaba que sean del agrado de los japoneses al tiempo que añadan chispa a la economía.
Al respecto, Takahide Kiuchi, economista del Instituto de Investigación Nomura y antiguo miembro del consejo del BoJ, se ocupó de estimar el impacto económico del lanzamiento de los nuevos billetes y según sus cálculos podría tener un efecto de más de 1,5 billones de yenes (casi u$s10.000 millones) en la economía del país, lo que representaría un aumento del PIB de aproximadamente un 0,25%.
Este impulso, explica Kiuchi, sería proporcionado por la necesaria inversión para actualizar los cajeros y otros sistemas expendedores de billetes. Casi el 90% de los cajeros automáticos de bancos, máquinas expendedoras de billetes de tren y cajas registradoras de comercios están preparados para procesar estos nuevos billetes, pero apenas la mitad de las máquinas expendedoras de billetes de restaurantes y aparcamientos, según la Asociación Japonesa de Fabricantes de Máquinas Expendedoras. Además, casi el 80% de los 2,2 millones de máquinas expendedoras de bebidas del país también necesitarían mejoras.
Según la agencia Reuters, Takemori Kawanami, directivo de la empresa de máquinas expendedoras de billetes Elcom, afirmó que puede que se tarden hasta fines de año en reaccionar, esto es demasiado lento, pero les faltan componentes, ya que los pedidos de actualización de los clientes superaron las expectativas.
Algunos analistas señalan también la posibilidad de que algunos ahorristas de efectivo cambien su comportamiento y según cálculos del Instituto de Investigación Dai-Ichi Life, las familias tenían unos 60 billones de yenes (u$s375.000 millones) ahorrados en billetes a fines del año pasado.
De acuerdo, con datos oficiales los pagos sin efectivo en Japón casi se han triplicado en la última década para representar el 39% del gasto de los consumidores en 2023, pero siguen estando por detrás de sus homólogos mundiales y deberían aumentar hasta el 80% para impulsar la productividad.
Vale recordar que el rediseño fue anunciado con el inicio de la nueva era de Japón, Reiwa, que se inauguró con la coronación de Naruhito, como nuevo emperador nipón tras la abdicación de su padre, Akihito.
Los nuevos billetes son de 1.000, 5.000 y 10.000 yenes y llevan los retratos del médico y bacteriólogo Kitasato Shibabasabur, la escritora Tsuda Umeko y del magnate Eiichi Shibusawa (conocido como el padre del capitalismo japonés), respectivamente.
En el reverso de los billetes, el de 10.000 yenes muestra el edificio Marunouchi de la estación de Tokio; el de 5.000 yenes, flores de glicina japonesas, o fuji en japonés; y el de 1.000 yenes, la xilografía Bajo la gran ola de Kanagawa de la serie Fugaku sanjurokkei (36 vistas del monte Fuji) de Katsushika Hokusai.
Estos billetes incorporan nuevos elementos de seguridad, como hologramas tridimensionales en los retratos y mejoraron el diseño universal de los billetes, ampliando los números que indican el valor en el anverso y el reverso de los billetes, así como un mejor reconocimiento al tacto para facilitar la vida a las personas invidentes. Los billetes de yenes rediseñados de Japón son los primeros del mundo en adoptar hologramas 3D como medida contra la falsificación.