Biden mantiene casi intacta su expectativa de voto pese al fiasco del debate con Trump, según los sondeos

La bolsa de votos de Biden cayó en 1,5 puntos porcentuales, del 48,2% al 46,7%, mientras que la de Trump solo subió en cuatro décimas, del 43,5% al 43,9%

¿Y si el desastre de Joe Biden en el debate con Donald Trump no hubiera tenido impacto entre los electores? En otras palabras: ¿cabe la posibilidad de que toda la discusión sobre la continuidad de Biden en la carrera sea solo algo para lo que los estadounidenses llaman «las clases habladoras» («chattering classes»), formadas por la Trinidad de políticos, académicos y periodistas a los que ahora hay que añadir una cuarta especie, los «enterados» de las redes sociales, también llamados, para abreviar, «influencers»?

Esas preguntas se basan en algunos hechos y en algunas interpretaciones del debate del jueves. El hecho más sólido es la poca audiencia del encuentro. Apenas 47,9 millones de personas lo vieron en televisión, según los datos de la empresa organizadora, CNN. Eso supone un brutal desplome del 34,5% en relación a los 73,1 millones de televidentes que siguieron el primer encuentro entre Trump y Biden en las elecciones de 2020. Si se tiene en cuenta que en aquellos comicios votaron 159 millones de personas -81,3 millones por Biden, 74,2 millones por Trump y más de cuatro millones por otros candidatos- resulta que solo uno de cada tres potenciales votantes vio el debate. Aunque esas cifras no incluyen aún las audiencias online, todo indica que éstas también fueron muy inferiores a las de hace cuatro años, cuando, aproximadamente dos tercios de los televidentes dieron la victoria a Biden, justo el porcentaje de los que ahora dicen que Trump venció.

El escaso interés del público podría explicar el hecho de que el debate podría no haber influido apenas en la intención de voto, como sostiene un estudio de la empresa de encuestas Ipsos y la web especializada en estadísticas 538, de la cadena de televisión estadounidense ABC. Según Ipsos y 538, la bolsa de votos de Biden cayó en 1,5 puntos porcentuales, del 48,2% al 46,7%, mientras que la de Trump solo subió en cuatro décimas, del 43,5% al 43,9%. Eso podría confirmar la impresión de que no es que Trump lo hiciera bien, sino que Biden estuvo peor que mal. En ese contexto, es normal que el voto del candidato independiente antivacunas Robert Kennedy subiera del 17,3% al 18,4%. La gran cuestión es si Kennedy ha conseguido esos votos de votantes decepcionados por Biden que, sin embargo, no se van a pasar a las filas de Trump. Hasta la fecha, Kennedy había conseguido votos de los dos grandes candidatos pero, sobre todo, de los del republicano.

En todo caso, estas cifras no son buenas para Biden, por una sencilla razón: el sistema electoral estadounidense favorece, y mucho, a los estados menos poblados. A un demócrata a la Casa Blanca no le basta con ir un poco por delante de su rival republicano. Hillary Clinton sacó 2,9 millones de votos más que Trump y perdió. Incluso en 2020, pese a haber ganado a Trump por 7,1 millones de sufragios, Biden podría haber perdido si hubiera obtenido 44.000 votos menos en tres estados: Georgia, Arizona, y Wisconsin. Los otros siete millones de papeletas de ventaja no le hubieran servido de nada. Por tanto, Biden tenía que haber ganado. El mero hecho de perder, simplemente, consolida el liderazgo de Trump en la carrera.

Poner el debate lejos de las elecciones era parte de la estrategia demócrata. Como explica el empresario de origen español Juan Verde, que forma parte del órgano consultor de la Casa Blanca Consejo Presidencial para las Exportaciones, «esa fecha fue escogida para que haya tiempo de sobra de remontar y recuperarse». Ciertamente, a Biden le espera un duro camino para recuperarse… si es que lo logra.

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