La historia del colombiano de más alto rango en NYPD

El Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York destaca el legado hispano del 32.4% de sus oficiales

Joe Pulgarín es actualmente el colombiano de más alto rango en el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD). Hace un año, fue ascendido como Subinspector de Tránsito del Distrito 4, cuyo centro operativo es Union Square, en Manhattan. Y forma parte fundamental del gran engranaje para que las líneas 4,5 y 7 del Subway se mantengan seguras.

Detrás de esta carrera, como en gran parte de los oficiales policiales neoyorquinos, hay una historia de migración y superación en un cuerpo policial, el más grande del país, que hasta esta semana, tiene 34,000 oficiales en las calles, de los cuales 32.45% son de origen hispano.

“Mis padres vinieron de Cali, en los años 80 a buscar mejores oportunidades de vida. Desde que llegaron ,fueron unos emprendedores que lucharon muy duro, hasta tener una imprenta comercial, en la calle 82 y Avenida Roosevelt. Aquí nací, me crié y estudié. Pero siempre manteniendo mis raíces latinas”, comentó.

Quien ahora ostenta el uniforme, como subinspector nunca soñó, ni siquiera se imaginó, que quería exhibir las insignias de NYPD, como casi siempre relatan la mayoría de los oficiales. Por el contrario, fue una carrera que llegó halada por los hilos de la casualidad. Cuando asumió sus primeras asignaciones como novato, lo interpretó de inmediato como un compromiso de vida, con la ciudad que acogió a su familia.

“Yo realmente quería ser contador público. Ya estaba estudiando en el Queensboro College. Casualmente me encontraba en un taller mecánico y conocí a un detective quien me preguntó, si estaba interesado en ser cadete. Me motivé, hice las aplicaciones, pasé un proceso de selección y fui asignado al escuadrón de detectives de Flushing, en Queens”.

NYPD de forma constante, está buscando a jóvenes que se encuentren estudiando una carrera universitaria, entre los 18 y 33 años, para que formen parte de la institución.

Desde aquel momento en que Pulgarín, se interesó en convertirse en un cadete, han transcurrido casi 18 años. Sin pausas, se ha interesado en formarse profesionalmente, nada menos, para abordar investigaciones criminales en una megalópolis, en donde cada día trascienden situaciones que parecerían sacadas de la ficción.

“Le vamos a entrar con todas”
Desde el año 2005, internalizó que no quería ser otra cosa, que poner su hombro para ayudar a la Gran Manzana, a convertirse en un espacio, cada vez más alejado del flagelo del crimen.

“Le vamos a entrar a esto, con todas”, recuerda que comentaba.

En 2007 ingresó a la Academia de Policías y luego le asignaron el patrullaje y la inspección de la bulliciosa línea 7. Casualmente la ruta, en donde se movía desde niño, cuando vivía con su familia en Jackson Heights, el epicentro de uno de los vecindarios con más población hispana en Nueva York.

“Hablar español y ser parte de esta comunidad, me ayudó a entender mejor los retos de seguridad. El hecho de comprender en profundidad esta cultura, hablar este idioma, te abre la posibilidad de abordar mejor las cosas. Quizás con más precisión, saber lo que pasa en algunos escenarios”, compartió.

Luego Pulgarín, acudió a la academia del FBI. Trabajó en control de narcóticos, y se involucró con la gran complejidad que significa garantizar que en un sistema de transporte público, como el Subway, con millones de pasajeros aglomerados y centenares de incidencias, con un “laberinto” de trenes y estaciones, pueda ser cada vez más seguro para los neoyorquinos y los turistas.

“Nada es suficiente”
Con un gran equipo, hace presencia en situaciones, que pueden ser complicadas en el subterráneo. Hace seguimiento a las llamadas del 311 y el 911. Y lo más importante, como parte del cuerpo policial, ayuda a trazar estrategias de prevención, en un momento en el cual las estadísticas oficiales, dibujan un descenso en los crímenes graves en el metro.

“Nuestra única meta cada día, es que tanto los neoyorquinos, como los turistas, puedan moverse en sus trenes de una manera confortable. Ese es nuestro compromiso. Tener la certeza que cada día se puede hacer más. Que cada quien llegue a su destino en el transporte público, sin problemas. Hemos avanzado mucho, pero en este trabajo nunca nada es suficiente”.

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